El pasado 3 de abril del año 2016 competí en la categoría “capacidades especiales” en la distancia de 21 kilómetros.
Lo hice a bordo de mi handcycle y obtuve el primer lugar.
Es muy difícil poder describir el cúmulo de emociones que viví el pasado domingo.
En el kilómetro 18 logré adelantar al primer lugar, en ese momento me dije que si me pillaba no lo pasaba más, así que cerré los ojos, no de forma literal o choco, es un decir, y le puse todo lo que tenía, el remate final, ese momento donde a uno se le salen las tripas, por lo general se debe hacer cuando queda poquita carrera porque después de eso uno se revienta y no es capaz de seguir, a mí me falló un poco el cálculo y lo tuve que hacer en los últimos 3 kilómetros.
Comencé a mover mis brazos con todo, automáticamente se me vinieron a la mente muchos recuerdos:
Primero pensé en lo jodido que estuve, hace 6 años, después de la operación, no tenía fuerza ni para pestañear, de hecho no podía mover ningún músculo de mi cuerpo, yo le decía a mis piernas que se movieran, pero se hacían las lesas y no pasaba nada. Al pasar unas semanas fui capaz de moverme otra vez, primero fue solamente el dedo chico de la mano, de ahí todo el brazo y finalmente todo el cuerpo. Durante todo ese tiempo estuvo Jennifer, mi angelito, a mi lado dándome su energía. Entonces ahora ser capaz de pasar por esa meta hizo que se me hiciera un nudo en la garganta.
También pensé en todo el esfuerzo que hace mi padre, acompañándome todos los días a entrenar y a mis terapias.
Pasaron por mi mente mis compañeros de los Olimpia Runners, a pesar de que deben tener problemas como todos los seres humanos, siempre andan con una sonrisa en el rostro. Como que escuchaba a nuestro presidente, don Jaime, dándome aliento.
Pensé en mi amigo David que fue el encargado de preparar mi entrenamiento, con tanto esmero él preparó todas mis rutinas, incluso viajó para evaluarme.
También pensé en todos los profesionales que han trabajado en mí, por ejemplo al kinesiólogo Jaime Jeldes.
Recodé a los jugadores del equipo de básquetbol de mi ciudad, que cuando los cambian salen de la cancha casi sin poder respirar.
Por último estaba mi amiga Coraly en el público y no quería dejarle una mala impresión.
Cuando me faltaba un poco menos de 600 metros para llegar a la meta se me comenzó a acabar el combustible, mis brazos ya no daban más y la velocidad empezó a bajar. En ese momento recordé a mi amigo Diego, que al acompañarme en su bicicleta en la triatlón San Juan de La Costa, fue todo el camino motivándome, y recordé una historia que me iba contando del corazón, así que volví a tomar como un segundo aire y logré retomar mi velocidad, usando más mi corazón que mis brazos.
Por fin pasé por esa meta para poder respirar nuevamente.
Debo aclarar que el segundo lugar lo hizo usando una silla de ruedas de atletismo y yo en una handcycle, por la tanto yo tenía una ventaja, pero fue segunda vez en mi vida que hacía los 21k y lo hice en un tiempo oficial de 1:09:11 lo que es muy digno.
Por último quiero agradecer a todos los que fueron parte y posibilitaron esta aventura.
- LAN Cargo, quienes una vez más transportaron mi handcycle, gracias doña Andrea Campos.
- INACAP sede Osorno que me regalaron los pasajes.
- La empresa SERVIMAQ a través de su marca Toyota.
- A mi padre por su grata y útil ayuda.
- A mis tíos Jaime y Mónica por su hospitalidad.
- A la organización de la Maratón de Santiago por haber hecho un evento tan lindo, con un camino muy bien demarcado, lleno de conos y banderilleros. O sea hicieron un evento que se va a quedar grabado en mi memoria por el resto de mi vida.
Me siento un privilegiado de haber podido ser parte de la fiesta deportiva más grande de Chile.
