David Flores es un usuario de silla de ruedas que a través de sus charlas motivacionales nos entrega su historia de vida de la que se pueden desprender tópicos como superación personal, resiliencia, positivismo, liderazgo y emprendimiento.
Gracias a Carlos, Karencita, Mick, Chayanne, OML, Archetype, A-Zero Crossfit, amigos, padres, tíos, familia y a todos los que me han tendido una mano.
Antes de comenzar a leer les pido disculpas por lo extenso de este texto, pero hace varios meses que no escribía así que tengo varias cosas para contar.
Hace casi tres meses que me mudé a vivir completamente solo. Ha sido una experiencia “nueva” y para nada fácil, pero con el paso de los días me siento cada vez más contento.
Acá quiero detenerme un poco y contar cómo ha sido mi historia por la capital. Hace unos meses un amigo (Mickle Foretic) me propuso vivir en Santiago y trabajar en su empresa. Venir a vivir acá significaba dejar mi casa y cambiar por completo mi estilo de vida, pero me gustó mucho la idea. Aparte un amigo de Osorno (Carlos Neira) se iba a vivir a la capital junto a su novia (Karen Espinoza). Ellos amablemente me ofrecieron vivir en su casa. El asunto es que lo pensé bastante y finalmente tomé la decisión de venirme.
Aquí la vida se ha preocupado de ser bastante poco amable para una persona que usa silla de ruedas y que intenta llevar su vida lo más parecido al resto de los seres humanos. O sea no intento hacer nada del otro mundo, solamente terminar todos los días orgulloso de lo que hice. Bueno eso es lo complicado, pero a la vez la satisfacción al lograrlo es tremenda.
El asunto es que me vine a vivir a Santiago, junto a mis amigos, que de pasada fueron muy buenos conmigo.
Mi nueva vida no ha estado ajena a complicaciones, a las naturales de mi condición se le suma mi completa falta de experiencia. Siempre he sido muy malo para las tareas domésticas, toda la vida lo mío ha sido el estudio y el trabajo. Pero creo que hace bastante bien adaptarse a las realidades.
Llegué como programador a la empresa OML. Ahí conocí a gente muy linda, y en definitiva fueron los que me abrieron las puertas a mi nueva vida.
Aprovecho de dar las gracias a Carlos, Karencita y a Mick, ellos fueron los responsables de que comenzara con esta nueva aventura.
Al llegar a Santiago comencé a ir a entrenar a A-Zero crossfit. En ese momento el profesor a cargo era Raúl Farías, quien con su ejemplo me enseñó a nunca bajar los brazos.
En A-Zero crossfit he conocido muchas personas que ahora considero mis amigos y me han ayudado mucho a lograr lo que hoy puedo hacer. Por ejemplo el profe Pancho (cuando suba mi video de los saltos se van a sorprender).
Y siguió mi vida adelante, pasaron unos meses y me sentí en condiciones de vivir solo. Por lo menos en lo que respecta a mi rehabilitación así lo sentí, ahora solamente me quedaba ver el factor laboral. Fue ahí cuando apareció otro amigo (Christian Brown o Chayanne) y me ofreció ir a trabajar con él. La verdad su oferta era muy convincente, básicamente ir a trabajar ahí me iba a permitir vivir de forma independiente.
Así que me cambié de trabajo, ahora estoy en una empresa de nombre Archetype, mi oferta laboral dice que desempeño la posición de Consultor de Business Intelligence, la verdad es que todavía no sé muy bien lo que hago jojojo.
Me ha costado mucho adaptarme a mi nuevo puesto y más que nada aprender sobre un tema totalmente desconocido para mí, pero mis nuevos compañeros me han ayudado mucho.
Cada día me siento más contento con mi nuevo trabajo.
Estoy muy agradecido de mi amigo Chayanne, básicamente me está permitiendo rehacer mi vida.
Luego de eso estaba todo zanjado para comenzar a vivir solo. Lo único que faltaba era tomar la decisión. Fue harta gente la que me movió a tomar una GRAN decisión, de la que estoy muy contento y no me arrepiento.
Si bien mi vida ha tenido muchos cambios, pero ese es uno de los más nuevos, por lo tanto es el que cobra mayor relevancia por ahora.
No quiero que esta historia sea tan larga (ya es tarde para eso), así que voy a omitir todo el resto de cosas que he hecho en este tiempo, pero no puedo dejar de hablar de mi gran hazaña.
El pasado 2 de abril se realizó la Maratón de Santiago y me inscribí en la categoría de 42 kilómetros. Fue primera vez en mi vida que intentaba hacer esa distancia.
En el trayecto me estaban esperando mis primos Alvarito y más adelante mi primo Andrés. Fueron parte de la ruta en sus bicicletas y por supuesto que me dieron muchas energías.
Como al kilómetro 12 o por ahí, sentí un escalofrío en mi espalda, volteo la cabeza y veo que se acercaba a toda velocidad un amigo de color. No recuerdo su nombre, pero juro que lo vi correr con tres piernas. En ese momento recordé lo que dicen de la gente de color, entonces apuré un poco mi ritmo para no averiguarlo.
En una parte la calle era bien amplia y me corrí para un lado para que me adelantara y no sufrir ningún percance.
Yo creo que me jugó muy en contra mi nula experiencia previa y la ansiedad de llegar a la meta, porque partí muy rápido, y todavía no llegaba ni al kilómetro 20 y tenía los brazos reventados. Me faltaba más de la mitad del recorrido.
Ahí le puse un cambio liviano a mi bicicleta y bajé mucho la velocidad para tomar un poco de aire. Mejor ni les cuento todas las cosas que pasaron por mi mente. En esos momentos uno busca todos los recuerdos que aporten para tomar un segundo aire. Así fue como apareció Raúl Farías, él era el profesor de A-Zero Crossfit y fue el encargado de la mayor parte de mi preparación. Recordé todo el empeño que le pone al entrenar, las largas horas que se dedicó a ayudarme en mis entrenamientos y todo lo que me ha costado poder llegar hasta ese momento. Eso fue justo el segundo aire que necesitaba, ahí le volví a poner un cambio pesado a mi bicicleta y retomé mi velocidad normal.
Finalmente logré pasar por la meta después de 2 horas y 26 minutos.
No fue un tiempo muy maravilloso, pero es el resultado de muchos años de esfuerzo.
Casi para finalizar quiero explicarles un poco el video. Fue grabado en la última carrera que participé (la Maratón de Santiago), mi primogenits Andrés iba en su bicicleta y sacó su celular para grabar. En ese momento el terreno estaba levemente inclinado, o sea que la gravedad más la fuerza de mis brazos me permitieron llevar esa velocidad, pero lo que más me llama la atención es que era el tramo final, iba en el kilómetro 35, por ahí, es decir llevaba casi 2 horas. Por más que la fuerza de gravedad me fuera ayudando, hay que tener brazos para poder moverlos después de tanto rato.
Lo otro que es muy relevante es que mi handcycle no tiene amortiguadores, no sé si las pro tendrán, entonces las fallas en el terreno repercuten muy fuerte en mi espalda y un poco más abajo. No se alcanza a escuchar en el video, pero Andrés me dice: “primo, cuidado con el hoyo” y yo le respondo: “pero primo, es un lomo de toro”.
Ese chiste es muy antiguo y un tanto ordinario, pero es divertido y le queda muy bien al momento.
Para terminar con este largo texto quiero dar las gracias a todas las personas que me han ayudado y me han permitido vivir momentos tan emocionantes.
Son muchos para nombrarlos a todos, pero no puedo dejar de agradecer a mis padres. Todo su esfuerzo ha valido más que la pena.
Si desea contratar una de sus charlas motivacionales no dude en utilizar el formulario de contacto.